Función de los lóbulos temporales
«Los lóbulos temporales se encuentran a ambos lados del cerebro, e incluyen el giro temporal superior, el giro temporal medial de la cual también forma parte la corteza entorrinal (28), perirrinal (35) y la corteza límbica y el giro temporal inferior.
Tiene extensas conexiones con todo el cerebro, en especial con el lóbulo frontal, generando
conexiones con los sistemas sensitivos y regiones de asociación parietal, así como con el sistema límbico y ganglios basales. Por lo que permite hacer una integración sensorial del mundo que nos rodea, así como de procesar contenido visual y auditivo.
Gracias al lóbulo temporal, reconocemos los objetos, gracias a la llamada vía ventral del lóbulo temporal. Además, generamos categorías que nos ayudan a entender mejor y memorizar nuestro entorno con ayuda de la corteza inferotemporal. Del mismo modo nos permite percibir e interpretar los sonidos, la música y el lenguaje, todo esto gracias a la corteza de asociación auditiva.
El lóbulo temporal, al estar conectado y formar parte del sistema límbico, también contiene componentes afectivos, gracias al intercambio de información sensitiva y emocional que hace que los estímulos se asocien a consecuencias positivas o negativas para nosotros.
De este lóbulo también depende la navegación espacial, pues el hipocampo, ubicado en la parte temporal medial, es el encargado de recordar los lugares en un espacio, para así poder orientarnos y volver a visitar lugares que habíamos visto anteriormente. De ahí el famoso estudio realizado por Eleanor Maguire y sus colegas en el año 2000, en el que se obtuvieron evidencias de que el hipocampo, no solamente interviene en la memoria a largo plazo, sino también en la memoria de navegación y memoria espacial. Estudiaron el hipocampo de un grupo de taxistas de Londres mediante pruebas de resonancia magnética. Se evidenció que tras 4 años como taxistas de una ciudad tan grande, se producía un aumento significativo del hipocampo de este grupo experimental, frente al grupo control.
Además, el surco temporal superior está implicado en la percepción e interpretación de gestos físicos de las personas y expresiones faciales, ayudando esto en la cognición social y la teoría de la mente.
Asimetría de las funciones entre lóbulos temporales y especificación hemisférica:
Las lesiones en la corteza temporal a menudo generan alteraciones para identificar, organizar y categorizar estímulos. También produce alteración de la sensación y percepción auditiva verbal ( de sonidos, del lenguaje y de la música) y visual, por tanto, dificultad para percibir y recordar estímulos y acontecimientos. Enlazando con lo anterior, pueden aparecer déficits de memoria largo plazo. La lesión en los lóbulos temporales mediales, incluidos hipocampo y amígdala, provocan amnesia anterógrada, es decir, incapacidad de recordar eventos posteriores a la lesión. Especificando más aún, las lesiones del lóbulo temporal derecho generan déficit de recuerdos visuales, como pueden ser dibujos caras y melodías, mientras que la lesión del lóbulo temporal izquierdo genera una dificultad del recuerdo de material verbal, historias o listas de palabras, tanto auditivas, cómo leídas.
El daño bilateral de la corteza auditiva produce sordera cortical. Muchos pacientes con lesiones en el lóbulo temporal izquierdo, muestra quejas de que las personas les hablan muy rápido, no les da tiempo a procesar el lenguaje, esto es por una incapacidad de la correcta percepción. Es como cuando estás aprendiendo un nuevo idioma y te hablan en dicho idioma con una fluencia normal, no entiendes todo y pides que te lo repitan. Además de tener dificultad en la discriminación de sonidos de la palabra, también hay dificultades en el orden temporal de las palabras de las oraciones, por lo que puede aparecer un déficit semejante a la alteración de memoria de trabajo en comprensión del lenguaje. Siguiendo con los aspectos lingüísticos, las lesiones en el giro angular izquierdo (área 39) producen alteración en la lectura. Las lesiones de la corteza de asociación temporal izquierda producen afasia sensitiva (área de Wernicke), que sería una alteración del reconocimiento de la palabra. El área de Wernicke o corteza auditiva secundaria (áreas 22 de Brodmann) interviene en la comprensión del lenguaje. Cuando esta área se ve afectada aparece lo que se denomina afasia fluente. El paciente muestra un lenguaje alterado, con neologismos, parafasias, jergafasia y problemas de denominación, de manera que el interlocutor tiene dificultad para comprenderlo. El mismo paciente no suele ser plenamente consciente de su alteración del lenguaje, pues al no comprender, no comprende lo que dice, por la falta de reconocimiento de los sonidos de los fonemas, y por tanto no hay una monitorización y corrección del habla. Además, presenta problemas de comprensión auditiva, fallos en la escritura por no reconocer los grafemas al no ser capaz de discernir los fonemas de las letras. En su forma extrema «sordera para las palabras´´, de manera que perciben el sonido del habla, pero no reconocen las palabras. Los síntomas parecen más graves después de lesiones en el lóbulo temporal izquierdo. En el el mismo área, pero en el hemisferio derecho, muestran dificultades para discriminar tonos, ritmos y música en general, sobre todo cuando hay una afectación del giro temporal superior posterior derecho.
Se observan también déficits en la capacidad de atención selectiva visual y atención selectiva auditiva. Cambios en la personalidad, pérdida de afecto y alteración de la conducta sexual.
Resumiendo:
Lóbulo temporal izquierdo = memoria verbal, procesamiento de los sonidos de la palabra. Categorización de estímulos auditivos. Atención selectiva auditiva.
Lóbulo temporal derecho = memoria visual, memoria de rostros y expresiones faciales y por tanto de su reconocimiento. Procesamiento de los sonidos de la música. Categorización de estímulos visuales. Atención selectiva visual.
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